Don Policarpio Flores Apaza
Don Policarpio Flores Apaza: Amauta de Tiwanaku. Por Miguel A. Kavlin
Bendito era el día que te veía pasar al otro lado… Arco Iris fueron en el cielo, viva la Tierra, la Tormenta se escuchaba en nuestras orejas y sabíamos que los ángeles habían llegado para saludarte!!!
Don Policarpio Flores Apaza era un hombre pequeño con un corazón grande en el cual todos encontraban calor, desahogo, amistad y sabiduría. Como huérfano, Don Policarpio lloró mucho, como niño, adolescente y hombre joven, viajó de lugar a lugar con dificultades de sobrevivir, y por lo tanto tuvo que realizar los trabajos más duros como trabajar en las minas.
Al final se casó con Doña Martina y se establecieron en el país de su gente: Tiwanaku, el lugar más sagrado de los pueblos Aymara. Hasta hoy día, su Sacerdote Mayor vive allá, y aunque Don Policarpio vino de otro lugar, le reconocieron y entrenaron al final como Sacerdote Mayor, a lo mejor uno de los más respetado y amado en la historia reciente.
Cuando se encontró con Beautiful Painted Arrow y yo por primera vez, nos reconoció, y mencionó que había soñado con nosotros durante mucho tiempo. Habíamos venido para pedirle permiso y bendiciones para realizar la primera Danza de Sol y Luna, el encuentro del águila y el condor. No solamente nos dio permiso y bendiciones, sino también nos acompañó en la Danza cada año de su vida, junto con su esposa Doña Martina y algunos de sus hijos.
Gracias a él, su reconocimiento y su apoyo, es que hemos podido hacer crecer raíces sostenibles en la tierra y con la gente, y que podemos juntar diferentes tradiciones que hacen fortalecer y confirmar nuestro río de la vida.
Su recuerdo y amor vive en nosotros siempre.
Don Policarpio Flores Apaza: Amauta de Tiwanaku. Por Miguel A. Kavlin
Bendito era el día que te veía pasar al otro lado… Arco Iris fueron en el cielo, viva la Tierra, la Tormenta se escuchaba en nuestras orejas y sabíamos que los ángeles habían llegado para saludarte!!!
Don Policarpio Flores Apaza era un hombre pequeño con un corazón grande en el cual todos encontraban calor, desahogo, amistad y sabiduría. Como huérfano, Don Policarpio lloró mucho, como niño, adolescente y hombre joven, viajó de lugar a lugar con dificultades de sobrevivir, y por lo tanto tuvo que realizar los trabajos más duros como trabajar en las minas.
Al final se casó con Doña Martina y se establecieron en el país de su gente: Tiwanaku, el lugar más sagrado de los pueblos Aymara. Hasta hoy día, su Sacerdote Mayor vive allá, y aunque Don Policarpio vino de otro lugar, le reconocieron y entrenaron al final como Sacerdote Mayor, a lo mejor uno de los más respetado y amado en la historia reciente.
Cuando se encontró con Beautiful Painted Arrow y yo por primera vez, nos reconoció, y mencionó que había soñado con nosotros durante mucho tiempo. Habíamos venido para pedirle permiso y bendiciones para realizar la primera Danza de Sol y Luna, el encuentro del águila y el condor. No solamente nos dio permiso y bendiciones, sino también nos acompañó en la Danza cada año de su vida, junto con su esposa Doña Martina y algunos de sus hijos.
Gracias a él, su reconocimiento y su apoyo, es que hemos podido hacer crecer raíces sostenibles en la tierra y con la gente, y que podemos juntar diferentes tradiciones que hacen fortalecer y confirmar nuestro río de la vida.
Su recuerdo y amor vive en nosotros siempre.